Con esta propuesta futbolistica de Ledesma. El equipo no salió como una tromba intentando llevarse por delante a su rival. Batalla no dio la seguridad que se esperaba y los jugadores no tuvieron la rebeldía que la situación requería.
Tigre fue un equipo que desde el minuto cero lateralizo la pelota, sin profundidad y sin correr riesgos. Así no se juega una final.
La gente en las tribunas veía como corrían los minutos y el equipo de Victoria intentaba un juego bonito de pases cortos que no inquietaba ni por un instante la endeble defensa de San Martin. Hasta que Cavalaro con un remate desde afuera del área puso en ventaja a Tigre, Ardente no había sufrido mayores sobresaltos. Tigre no había llegado y se encontraba en ventaja casi sin pisar el área. Entonces llego la primera sorpresa de la noche, el debutante arquero de Tigre, Augusto Batalla en el primer centro que cae al área del Matador descuelga mal una pelota, dejo el esférico boyando en el área y luego de una serie de rebotes los sanjuaninos llegaban al empate.
Otra vez el apático juego de Tigre no molesto a Ardente y así se fue el primer tiempo.
Tigre se fue al descanso dejando una pálida imagen. Pero todos pensamos que en el entre tiempo Ledesma gritaría pidiendo la actitud que su equipo no tuvo. A los pocos minutos de iniciado el complemento Tigre logra nuevamente la ventaja pero el juego no cambiaría.
Tigre seguía deambulando por la cancha, sin ideas, sin garra, como si el partido fuera uno más y ciertamente no lo era. Cuando faltando diez minutos otro grosero error de Batalla dejando un rebote corto en el área le da a la visita la posibilidad del empate. En ese momento comenzó lo peor, porque Tigre no puso lo que hay que poner en esta clase de partidos. Juego los últimos 15 minutos (Abal había adicionado 5 más) mirando el partido, en campo propio y con más posibilidades de perder que de ganar el partido.
Cuando termino el encuentro, Canuto se fue sin saludar ni a sus compañeros ni a la gente, directamente al vestuario. Matías Pérez García había quedado solo y sentado en el banco de relevos mirando al piso. La gente despidió al equipo con silbidos. El técnico se fue sin dar declaraciones y el Pato Galmarini dio una conferencia al borde de las lágrimas. Así es difícil ilusionarse.